¿Cuáles son las funciones del CSSO?

Según el Artículo 17 de la Ley General de Prevención de Riesgos en los lugares de Trabajo, el Comité de Seguridad y Salud Ocupacional (CSSO) tendrá principalmente las siguientes funciones:

1) Participar en la elaboración, puesta en práctica y evaluación de la política y programa de gestión de prevención de riesgos ocupacionales de la empresa.

2) Promover iniciativas sobre procedimientos para la efectiva prevención de riesgos, pudiendo colaborar en la corrección de las deficiencias existentes.

3) Investigar objetivamente las causas que motivaron los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales, proponiendo las medidas de seguridad necesarias para evitar su repetición; en caso que el empleador no atienda las recomendaciones emitidas por el comité, cualquier interesado podrá informarlo a la Dirección General de Previsión Social, quien deberá dirimir dicha controversia mediante la práctica de la correspondiente inspección en el lugar de trabajo.

4) Proponer al empleador, la adopción de medidas de carácter preventivo, pudiendo a tal fin efectuar propuestas por escrito.

5) Instruir a los trabajadores y trabajadoras sobre los riesgos propios de la actividad laboral, observando las acciones inseguras y recomendando métodos para superarlas.

6) Inspeccionar periódicamente los sitios de trabajo con el objeto de detectar las condiciones físicas y mecánicas inseguras, capaces de producir accidentes de trabajo, a fin de recomendar medidas correctivas de carácter técnico.

7) Vigilar el cumplimiento de la presente ley, sus reglamentos, las normas de seguridad propias del lugar de trabajo, y de las recomendaciones que emita.

8) Elaborar su propio reglamento de funcionamiento, a más tardar sesenta días después de su conformación.

En términos generales, la función del CSSO es ser una parte proactiva, vigilante, preventiva y generadora de mejoras al ambiente laboral en los aspectos de seguridad, procurar procesos de trabajo seguros y proponer acciones que contribuyan a que la empresa logre una cultura preventiva entre sus colaboradores.

¿Cómo mejorar y tener una buena actitud?

 

Tener una buena actitud es sinónimo de tener buena salud, sin embargo, muchas veces podemos gozar de una perfecta salud, pero nuestros ánimos, las ocupaciones de cada día, el estrés, el tráfico, nos impiden poder disfrutar de las grandezas que nos ofrece la vida y nos amargamos por cosas mínimas, y así, poco a poco, nos desgastamos y trasladamos nuestras frustraciones a nuestra familia, en nuestros trabajo y en cada ambiente que nos estamos desarrollando.

Pero, te has preguntado, ¿qué es la actitud? ¿Por qué es tan importante tener una buena actitud?

La actitud se desarrolla a partir de los propios sentimientos y pensamientos internos, y, obviamente, depende de cada uno de nosotros. Nuestro comportamiento no siempre puede ser el mismo cada día, somos variables, nos afectamos los sentimientos, y nuestros pensamientos muchas veces tampoco ayudan, trasladamos nuestras emociones al plan cotidiano y de esta forma, nuestra actitud, puede ser un fiel reflejo de lo que nosotros pensamos o sentimos. En fin, los humanos somos seres emocionales, pero también somos racionales, por ello, la importancia de tener salud emocional dará paso a una buena salud física y esto, conllevará a que nosotros tengamos una actitud positiva ante la vida.

La experiencia, también juega un papel importante, si hemos tenido una ruptura amorosa, una pérdida laboral, o cualquier evento que nos haya marcado, también tendrá un efecto significativo en nuestra imagen externa, la cual viene proyectada desde lo más profundo de nuestro ser: las emociones.

Por ello, es importante prestarle atención a nuestras emociones y a nuestros pensamientos, porque de ellos depende muchísimo nuestro comportamiento ante la vida cotidiana y ante las demás personas.

A algunas personas les es mucho más sencillo manejar sus emociones, sin embargo, habemos otros que fácilmente nos hundimos y quebramos a la menor dificultad que se nos presente. Por ello, es importante seguir alguna hoja de ruta que nos ayude a encontrarnos con nosotros mismos y evaluar los factores internos y externos que puedan estar generándonos conflictos que nos impiden tener una actitud positiva ante la vida.

A continuación, te presentamos algunos tips, que pueden ayudarte a mejorar tu actitud y por supuesto, encontrar aquello que pueda estarte afectando para emprender de mejor forma tu día a día.

  • Ejercitarse a diario.

Seguramente lo has notado, pero las personas que se ejercitan diariamente, y se levantan temprano a hacer alguna rutina de ejercicio, viven más alegres, empiezan más temprano su día y encuentran en el ejercicio una ruta de escape a los problemas cotidianos, pero, además, también es un buen conducto para desechar el estrés. Al principio, si no tienes una rutina establecida, podría serte difícil levantarte temprano, pero una vez cojas el ritmo, te será más fácil y te sentirás motivado de continuar ejercitándote.

  • Un examen interno

Una fórmula muy efectiva de lograr identificar qué es lo que nos afecta, es simplemente detenerse a hacerte un examen interno. Preguntarte, ¿qué es lo que me afecta?, ¿por qué me molesta que pase esto? ¿puedo tener control sobre este asunto? ¿está en mis manos la solución de este conflicto? Aunque no lo creas, cuestionarte objetivamente sobre lo que te sucede y darte cuenta que, efectivamente, la solución está en tus manos, te puede ayudar a encontrar la salida fácilmente a los problemas que estés atravesando. Un examen de conciencia efectivo es aquel que evita argumentar o justificar las actitudes y las emociones, y te vas directo a enfrentar las emociones para vencerlas. De ahí

  • Respira y piensa que todos los días sale el sol

Parecerá el título de una canción, pero, las personas somos demasiado intensas cuando algo no sale como queremos, y queremos que a fuerza las cosas cojan el rumbo que nosotros deseamos, sin darnos cuenta, o sin comprender, que no todo podrá ser como nosotros lo queremos, por ello, es importante hacer conciencia que cada día que se empieza es una nueva oportunidad para hacer mejores las cosas y agradecer la bendición de tener vida, tener salud, un techo, una familia. En el valor de las cosas pequeñas se empieza a encontrar el sentido de la vida.

  • Desconéctate y consiéntete

Desconéctate de las presiones, del trabajo, de la tristeza, ahuyenta los malos pensamientos. Coge el carro y conduce hasta una montaña, vete a la playa, oxigena el cerebro, sal de la rutina. Si no te es posible nada de esto, quédate en casa todo el día, duerme, ve las películas que no has visto en el último año, lee un libro que siempre has querido leer, aprende a tocar un instrumento musical, pero simplemente, desconéctate de todo lo que te afecta.

Date el gusto de consentirte, tú también necesitas recargarte.

  • Rodeate de gente positiva

La compañía es clave, rodearte de personas positivas, que siguen los mismos ideales tuyos, que piensan en hacer negocios antes que hablar de los demás, que buscan el sentido de la vida y de cómo triunfar, son las personas que te ayudan a inyectarte energía positiva y a ver desde otro punto de vista las cosas. Excluye a personas negativas, que no quieren o tienen miedo a crecer, que se ven frustradas con sus propios miedos. Que el equipo que elijas para luchar esté contigo hasta el final de las batallas.

Como ves, fácilmente puedes comenzar a vencer tus demonios, esos que te atan y te mantienen atrapado a tu pasado, comienza hoy a trabajar en ti mismo, piensa diferente, piensa positiva, no dejes de soñar para que consigas grandes cosas, pero después de soñar, comienza con dar el primer paso, no importa que tengas que dar 100 pasos para ser una mejor persona, pero empieza hoy y continua mañana, un paso al día durante 100 días, y verás cómo vas cambiando y mejorando tu actitud, pero sobre todo tu vida.

¿Cómo afecta la carga mental en el estrés?

Las exigencias psicosociales del lugar de trabajo moderno, con frecuencia no se corresponden con las necesidades y capacidades de los trabajadores, lo que puede producir estrés y problemas de salud.

Los factores psicosociales que inciden en el estrés laboral tienen que ver con las demandas de la situación (contexto laboral) y con las características del individuo.

La carga mental, podemos definirla como el conjunto de requerimientos mentales, cognitivos o intelectuales a los que se ve sometido el trabajador a lo largo de su jornada laboral, es decir, el nivel de actividad mental
necesario para desarrollar un trabajo.

Se entiende el grado de movilización, el esfuerzo intelectual que debe realizar el trabajador para hacer frente al conjunto de demandas que recibe el sistema nervioso en el curso de realización de su trabajo. Este factor valora la carga mental a partir de los siguiente indicadores:

  • Las presiones de tiempo, contempladas a partir del tiempo asignado a la tarea, la recuperación de retrasos y el tiempo de trabajo con rapidez.
  • Esfuerzo de atención. Éste viene dado, por una parte, por la intensidad o el esfuerzo de concentración o reflexión necesarios para recibir las informaciones del proceso y elaborar las respuestas adecuadas y por la constancia con debe ser sostenido este esfuerzo. El esfuerzo de atención puede incrementarse en función de la frecuencia de aparición de posibles incidentes y las consecuencias que pudieran ocasionarse durante el proceso por una equivocación del trabajador. Este aspecto es evaluado considerando la intensidad de la atención y el tiempo que debe mantenerse y aspectos que la incrementan como la frecuencia y las consecuencias de los errores.
  • La fatiga percibida. La fatiga es una de las principales consecuencias que se desprenden de una sobrecarga de las exigencias de la tarea.
  • El número de informaciones que se precisan para realizar la tarea y el nivel de complejidad de las mismas son dos factores a considerar para determinar la sobrecarga. Así, se mide la cantidad de información manejada y la complejidad de esa información.
  • La percepción subjetiva de la dificultad que para el trabajador tiene su trabajo.

Estas condiciones o tensiones, se manifiestan a corto plazo, a través de procesos conocidos como «estrés» e incluyen diversos aspectos de la salud, tanto física como mental y social.

Se trata de mecanismos:

  • Emocionales: sentimientos de ansiedad, depresión, alienación, apatía, etc.;
  • Cognitivos: tener dificultades para acordarse de las cosas, para pensar de forma clara, no poder concentrarse, ni tomar decisiones, etc.;
  • Comportamentales: no tener ganas de hablar con nadie, de estar con gente, sentirse agobiado, infeliz, no poder dormir bien, comer compulsivamente, abusar del alcohol, tabaco, etc.; y
  • Fisiológicos: problemas de gástricos, dolor en el pecho, tensión en los músculos, dolor de cabeza, sudar más, marearse, falta de aire, etc.

Como podemos darnos cuenta, un trabajador con estrés producida por las tensiones que genera la carga mental del trabajo, está propenso a sufrir más enfermedades, a tener menor motivación, a sentirse triste y frustrado, a ser menos productivo y a tener un desequilibrio mental como físico, que conlleva una baja producción en sus tareas y a ser un factor de riesgo tanto como en su persona como para quienes le rodean, ya sea en su centro de trabajo o en su familia.

Si deseas conocer más sobre el Estrés y su influencia en la salud, puedes inscribirte en este curso virtual gratuito.

Sobrecarga de trabajo y estrés

 

La sobrecarga de trabajo y el estrés son dos problemas comunes en el entorno laboral que pueden tener un impacto negativo en la salud física y mental de las personas. La sobrecarga de trabajo ocurre cuando se asigna a un individuo más trabajo del que puede manejar adecuadamente en un período de tiempo determinado. Esto puede deberse a una variedad de factores, como plazos ajustados, falta de recursos o una carga de responsabilidad excesiva.

La sobrecarga de trabajo puede generar estrés, que es una respuesta física y emocional a la presión o demandas excesivas. El estrés laboral crónico puede tener efectos perjudiciales en la salud y el bienestar de una persona. Algunos de los efectos negativos incluyen agotamiento, disminución de la productividad, dificultades para concentrarse, irritabilidad, ansiedad, depresión y problemas físicos como dolores de cabeza o trastornos del sueño.

Para hacer frente a la sobrecarga de trabajo y el estrés, es importante tomar medidas activas para gestionarlos. Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudar:

  1. Establecer límites: Aprende a decir “no” cuando te sientas abrumado/a y establece límites claros en cuanto a la cantidad de trabajo que puedes manejar.
  2. Priorizar tareas: Identifica las tareas más importantes y urgentes y enfócate en completarlas primero. Esto te ayudará a mantener el enfoque y a evitar sentirte abrumado/a por una larga lista de tareas pendientes.
  3. Delegar: Si es posible, asigna algunas de tus responsabilidades a otros colegas o busca ayuda cuando sea necesario. La delegación adecuada puede aliviar la carga de trabajo y permitirte concentrarte en las tareas más importantes.
  4. Organización y planificación: Utiliza herramientas de gestión del tiempo, como listas de tareas o calendarios, para ayudarte a organizar y planificar tus actividades. Esto te permitirá administrar mejor tu tiempo y recursos.
  5. Autocuidado: No descuides tu bienestar físico y emocional. Dedica tiempo regularmente a actividades que te ayuden a relajarte y recargar energías, como hacer ejercicio, practicar técnicas de respiración o meditación, y mantener una buena calidad de sueño.
  6. Comunicación: Si sientes que la carga de trabajo es insostenible, comunícate con tu supervisor o colegas para buscar soluciones. Es posible que se puedan hacer ajustes en la asignación de tareas o recursos para aliviar la presión.

Recuerda que cada persona es diferente, por lo que es importante encontrar las estrategias que funcionen mejor para ti. Si experimentas una sobrecarga de trabajo y estrés constantes que afectan significativamente tu bienestar, considera buscar apoyo adicional de un profesional de la salud o recursos disponibles en tu lugar de trabajo, como programas de bienestar o asesoramiento.